Contra un mundo sin amor by Susan Abulhawa

Contra un mundo sin amor by Susan Abulhawa

autor:Susan Abulhawa [Abulhawa, Susan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fiction, General, Romance
editor: Planeta México
publicado: 2023-01-11T23:00:00+00:00


V. JORDANIA, OTRA VEZ

EL CUBO, ARRIBA Y ABAJO

Un ojo negro se asienta al centro de mi cielo. Media esfera, un grano oscuro en el techo que me observa y registra todo lo que hago. Horas y días y años de mí, dormida, bañándome, leyendo, masturbándome, cepillándome los dientes, trenzándome el pelo, bailando, hablando conmigo misma, cantando, tallando las paredes y mi piel con mis uñas, golpeándome la cabeza contra el muro, cagando, meando, vistiéndome.

Eso es todo lo que hay en mi cielo. Pintura gris con una cámara de domo. Me pregunto por qué las arañas nunca llegan allí, por qué no tejen sus telarañas sobre ella.

El piso de mi universo es igual a las paredes: concreto gris con una ligera inclinación hacia Attar, donde el drenaje está oculto bajo una cúpula perforada.

Klara, la guardia rusa, volvió después de una larga ausencia. La extrañaba. En realidad no hablamos mucho. A veces me dice unas cuantas cosas agradables y le respondo, en un intento por hacer conversación, pero en general no contesta o tan solo dice que no puede hablar. Sigue tratando de conseguirme algunos libros sobre comunismo. Una vez entró en mi celda cuando no estaba esposada a la pared, lo cual tomé como gesto de solidaridad. Si no cierro los brazaletes de seguridad cuando suena el timbre, el Cubo se llena de un sonido agudo que retumba en mi cerebro durante horas. Solo puedo controlar la dirección a la que veo cuando estoy esposada.

Supongo que el deseo de tener algún control sobre mi pequeño mundo también es la razón por la que solía tratar de tapar el escusado y provocar que se desbordara, solo para que pasara algo. Tomar una decisión, formular un plan, ponerlo en práctica y sufrir las consecuencias. Me quité la blusa y la metí en el escusado, pero no descargó el agua hasta que la saqué, como si fuera una burla de mis esfuerzos. Traté de nuevo y esta vez me cagué en ella, pero el escusado no se vació. Esperé hasta sentirme derrotada y recuperé mi blusa de entre mis propios excrementos. Tuve que esperar a Attar solo para lavarla. Me llevó un tiempo; varias comidas y múltiples ciclos de luz y oscuridad. El hedor era terrible. Al fin se jaló el escusado y todo regresó a la normalidad. Perdí.

Mi cuerpo también se rebelaba en este lugar. Mis músculos se encogieron al grado en que pude cerrar los dedos de ambas manos alrededor de uno de mis muslos. A la larga, se volvió muy difícil levantarme y entonces fue cuando las guardias empezaron a sacarme del Cubo, con los ojos vendados. Las primeras caminatas fueron breves y con ayuda, hasta que pude caminar sola. Ahora tomo con regularidad estas caminatas a ciegas, pero no sé con cuánta frecuencia ni por cuánto tiempo. Como ya dije, el tiempo es incalculable aquí. Sin embargo, sí puedo darme cuenta de que a veces me llevan al exterior y que en otras ocasiones voy a algún sitio en el interior.



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